UNICEF acaba de publicar un estudio, que recoge las opiniones de más de 50.000 estudiantes de la ESO y que desvela algunos de los hábitos y el uso de la tecnología por parte de nuestros menores.
“A pesar de los esfuerzos realizados en el ámbito de la educación y la promoción de la salud, el uso saludable y responsable de Internet, las redes sociales (RRSS) y, por extensión, las tecnologías para la Relación, la Información y la Comunicación (TRIC) siguen constituyendo uno de los grandes desafíos a los que a día de hoy nos enfrentamos como sociedad, especialmente en el ámbito de la infancia y la adolescencia”. UNICEF.
Algunos de las conclusiones más relevantes reflejan que el 40% de los jóvenes encuestados están en redes sociales para no sentirse solos, que uno de cada tres adolescentes en España hace un uso «problemático» de Internet y las redes sociales, y uno de cada cinco podría estar enganchado a los videojuegos.
Para UNICEF España, uno de los puntos más preocupantes de su informe es que, según sus datos, hasta 70.000 estudiantes de ESO han entrado y participado, alguna vez, en casas de apuestas o juegos online. Y de estos, casi la mitad, un 44,3%, dice que su motivación fue ganar dinero, a pesar de su corta edad.
También se desprende de estos datos que el 42% de los encuestados asegura haber recibido alguna vez mensajes de contenido erótico o sexual; uno de cada diez ha recibido -a través de redes, chats, Internet o videojuegos– una proposición sexual por parte de un adulto, y uno de cada cinco podría estar sufriendo ciberacoso a través de internet ( 22,5%).
Otras conclusiones interesantes apuntan, que el 90,8% de los jóvenes se conecta a Internet todos o casi todos los días y que la mayoría siente alegría (96,9%), relajación (81,6%) o diversión (78,9%) al hacerlo.
La edad media a la que se tiene el primer móvil roza los 11 años; casi la mitad de los jóvenes que tienen uno entran en internet más de cinco horas al día durante los fines de semana y un 31,5%, incluso entre semana. Casi el 60% duerme con el móvil o la tableta en la habitación todos o casi todos los días, y uno de cada cinco se conecta a partir de las doce de la noche, “cuando las prácticas de riesgo aumentan”.
Por último, a pesar de que la gran mayoría de padres no ponen normas a sus hijos sobre el uso de Internet, dos de cada tres adolescentes encuestados tienen perfiles duplicados en redes sociales. ¿El objetivo? Intentar escapar del control de sus progenitores mediante una técnica muy sencilla pero efectiva: en un perfil muestran su lado más formal y en otro el más gamberro y alocado.
En este sentido, y a la vista de los resultados del informe, UNICEF considera que la lucha contra el ciberacoso debe ser «una prioridad», puesto que han detectado «tasas de victimización sensiblemente más altas que las que ofrecen las estadísticas oficiales».
También pide que se tomen medidas para reducir las «preocupantes» cifras de sexting, contacto con desconocidos o posibles casos de grooming, así como abordar el uso problemático de las redes sociales y posibles adicciones a videojuegos.
En este contexto, UNICEF ha realizado una serie de recomendaciones dirigidas a gobiernos, familias, instituciones, empresas y la sociedad en general, con el objetivo de «fomentar una buena higiene digital».
Entre ellas, aconseja promover la importancia del sistema educativo para aprender a manejarse en Internet, y que los propios adolescentes reciban la información necesaria tanto para poder comprender los riesgos y denunciar situaciones de abuso.
Por ello, Unicef llama a aumentar las competencias digitales de los adolescentes, tanto en casa como en el instituto e insta a que las familias cuenten con apoyo. “Aunque no hay ninguna medida que consiga, por sí sola, eliminar los riesgos”, es preciso “fomentar que los chicos y chicas puedan tener medidas de autoprotección”, deben estar informados. Asimismo, reclama políticas «más contundentes» para la protección de los niños y su imagen en la red; y que la industria tecnológica garantice la protección de los adolescentes, por ejemplo, con «recomendaciones claras de uso y privacidad».
Para ello, es necesario asumir un rol activo que permita garantizar el uso seguro, responsable y crítico de la tecnología, facilitando que niños, niñas y adolescentes se puedan aprovechar de sus ventajas y promoviendo una buena higiene digital.