Las demandas actuales requieren el establecimiento, por parte de los profesionales de la educación, de un proceso de formación que permita conseguir unos de los objetivos básicos de la acción tutorial: el desarrollo integral del alumnado desde una perspectiva curricular, personal y social. Esto significa no solamente desarrollo cognitivo, sino también emocional o moral. La finalidad es formar personas para que puedan convivir en paz. Pero esto requiere de un trabajo en equipo en el que participen los servicios de orientación, tutores, profesorado, alumnado, institución educativa, familias y otros agentes sociales.